Terminaba mi entrenamiento de aquel día, cuando de entre el escaso público apareció Aden.
Terminé con los doce hombres armados. Después de asegurarme de que estaban todos inconscientes me acerqué a él.
- Buenos días.
- Hola. ¿Qué pasa Aden?
- Tenemos una misión, proteger a una niña de un reino aliado.
- ¿Cuál de los Reinos?
- Al-Yandibh.
¡Al-Yandibh! ¡¡Por fín vería el mar!!
- ¿Y qué le ocurre a esa niña?
- No me lo han querido decir... solo sé que es una graceling. Prepárate, nos iremos mañana con la primera luz, por cierto, también vendrá la metalista.
- Pobre niña...
Y sin responderme se marchó.
Aden, había sido para mi, algo parecido a un hermano. Se había encargado de mis entrenamientos y siempre iba conmigo a las misiones. Le sorprende que siempre pueda prender fuego en cualquier lugar o cuando me puedo pasar varias noches sin dormir y aún así me encuentro como una rosa. Recuerdo que desde que cumplí los once me dice: "Estoy seguro de que tu gracia no es la de matar" Pero, yo no estoy de acuerdo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario